Los padres también necesitan cuidado personal

Piensa en la última vez que subiste al automóvil con tu hijo. Le ayudaste a tu pequeño a subir al automóvil y al asiento del coche y luego cuidadosamente le abrochaste el cinturón de seguridad — a menos que tu hijo ya alcanzó la etapa de «Yo puedo hacerlo solo». Si es el caso, entonces sólo te aseguras de que se abroche y probablemente finges que estas haciendo algo más cuando arreglas su cinturón de seguridad. Quisiste asegurarte de que el cinturón de seguridad estuviera sujetado firmemente, para mantenerlo seguro de cualquier cosa que pudiera suceder mientras conduces.

Cuando te detienes a pensarlo, tú eres como ese cinturón de seguridad en muchas situaciones: siempre estás allí para proteger a tu hijo. Piensa en todas las cosas que haces para proteger a tu hijo. Lo tomas de la mano en el estacionamiento, intentas evitar que se raspe las rodillas, estás pendiente de los factores de riesgo que podrían llevar al abuso sexual.

A veces puede parecer abrumador mantener a tu hijo a salvo. Ser padre es un trabajo duro. Puede que tengas momentos cuando te preguntes cómo vas a ayudar con todo lo que necesitas hacer. La realidad es que probablemente estás haciendo un gran trabajo, y con todo el esfuerzo que haces para cuidar a tu hijo, es importante para ti también cuidar de ti mismo. Piensa en el cuidado personal como una oportunidad para recargar tus propias baterías para que puedas estar allí para tu hijo. Aquí están algunas cosas que puedes hacer para asegurarte de que te estás cuidando.

Elige a qué te comprometes.

El tiempo se agota rápido. Hay muchas maneras potencialmente valiosas en las que tú y tu hijo pueden pasar su tiempo y no hay tiempo para todo. Deberías sentirte cómodo diciendo que sí a las cosas que quieres, pero tienes que tomar algunas decisiones. Decide a qué quieres decir que sí y qué decir no. Si las clases de piano son una prioridad para ti y tu hijo, ¡eso es genial! Pero eso podría significar que no habrá tiempo para la guitarra, natación, baloncesto, karate y la orquesta también.

Date un lugar para reflexionar.

Pasas mucho tiempo cada día ayudando a que tu hijo se sienta seguro y a salvo, y tú también necesitas esa paz. Asegúrate de que tengas algún lugar donde puedas estar a solas aun cuando sea por pocos minutos cada día para reflexionar y procesar tus pensamientos y emociones. Tal vez lo hagas durante la caminata de la mañana, tal vez lo hagas mientras estás en la ducha. Puede ser en cualquier lugar donde no tengas que estar en modalidad de padre.

Reconoce tus necesidades.

Es fácil sentir que las necesidades de los que te rodean son más importantes que las tuyas. De hecho, a veces puedes incluso sentirte egoísta o cruel al decirle no a alguien para poder tener tiempo para ti mismo. Por supuesto que deseas expresar tu amor por las personas que quieres, especialmente tus hijos, al dedicarles tiempo. Pero tus necesidades son importantes. Asegúrate de reconocer que tienes necesidades legítimas que merecen tu atención.

Sé bueno contigo mismo

Joelle Casteix, una experta en la prevención del abuso sexual infantil, dice: «Ser padre es difícil. Ser un buen padre es un proceso difícil y cambiante. Ser un padre perfecto es imposible. Nadie espera que seas perfecto». 1 Date crédito por todas las cosas increíbles que haces cada día para mantener a tu hijo seguro y no tengas miedo de cuidar de ti mismo también.

Referencias:

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