Skip to main content

Saprea > Recursos de prevención en línea > Recursos de prevención: Vigilar

22646:full
Recursos de prevención:

Vigilar

Sé consciente de los factores de riesgo que pueden aumentar la vulnerabilidad de tu hijo al abuso sexual y, en la medida de lo posible, trabaja activamente para reducir esos riesgos.
Vigilar las actividades y el entorno de tu hijo no significa una vigilancia constante. Tampoco significa estar con tu hijo cada segundo de cada día, controlar todos sus movimientos y mitigar todos los riesgos que pueda correr. Con este conocimiento -tanto de los factores de riesgo generales que experimenta tu hijo, como de sus necesidades individuales y su situación- puedes encontrar formas de aumentar su seguridad a la vez que le das espacio para crear su propia identidad. Más bien, la vigilancia consiste en ser consciente.

Vigilar consiste en mostrar y enseñarle a tu hijo a interactuar con las personas y los entornos de forma que no afecte su seguridad. En lugar de seguir todos sus movimientos o intentar atraparlo haciendo algo mal, aquí tienes algunas formas de vigilar a tu hijo para ayudar a reducir el riesgo de abuso sexual.

Te recomendamos que Vigiles:

CON QUIÉN PASA EL TIEMPO TU HIJO
Las interacciones que tu hijo tiene con otras personas, con el objetivo de saber quién, dónde, cuándo y qué incluyen estas interacciones.
Image
FACTORES DE RIESGO
El bienestar de tu hijo, observando vulnerabilidades, comportamientos y otros factores que puedan elevar el riesgo para él.
Image
TÉCNICAS DE ACONDICIONAMIENTO (GROOMING)
Textos, correo electrónico, aplicaciones de comunicación, chats, redes sociales y otros medios de interacción que son menos visibles y podrían crear oportunidades de acondicionamiento o grooming.
Image
SEGURIDAD EN LÍNEA
Las actividades, interacciones y comportamientos en línea de tu hijo, sabiendo que lo que ocurre en línea a menudo se traslada a otros aspectos de su vida.
Image
Nota: Es importante señalar que los padres pueden tomar todas las precauciones posibles y aun así ver a sus seres queridos afectados por el abuso. Si esto coincide con tu experiencia, te animamos a que sigas leyendo. Los principios enumerados a continuación se aplican para apoyar la sanación de tu hijo y reducir el riesgo de abuso sexual en el futuro.

¿Cuán bien conozco a las personas que pasan tiempo con mi hijo?

Sabiendo que las relaciones significativas -ya sea con figuras adultas, compañeros o jóvenes de más edad- son esenciales para el bienestar de un niño, sin embargo, las oportunidades de establecer vínculos también pueden suponer un aumento de la exposición al daño, he aquí algunas formas de reducir el riesgo.

01

Conoce los contactos de tu hijo

  • Mantente al tanto de con quién se relaciona tu hijo, tanto en línea como fuera de ella.
  • Cuando tu hijo pase tiempo fuera de casa, haz preguntas para saber quién más va a estar presente.
  • Investiga los antecedentes de entrenadores, instructores, líderes de grupo y otros mentores que trabajen con tu hijo.
  • Actualiza este inventario cuando tu hijo se involucre en nuevos grupos, actividades e intereses.

02

Comunica los límites

  • Comunica claramente tus expectativas sobre los límites del contacto con tu hijo. Esto puede incluir:
    • Incluirte/copiarte en todos los mensajes de texto, correos electrónicos u otras comunicaciones.
    • Evitar el tiempo a solas con tu hijo.
  • Inicia una conversación con cualquiera que traspase un límite con tu hijo o muestre un comportamiento que te preocupe.
  • Invita a las personas de la vida de tu hijo a desempeñar un papel activo para mantenerlo a salvo del abuso sexual infantil.

03

Habla con tu hijo

  • Haz preguntas abiertas sobre el día de tu hijo, incluyendo con quién ha pasado el tiempo, cómo lo ha pasado y cómo se siente respecto a esa persona.
  • Anima a tu hijo a que te cuente cualquier cosa que pueda haberle hecho sentirse raro, preocupado o incómodo, y asegúrale que no tendrá problemas por lo que te cuente.
  • Déjale claro a tu hijo que nadie debe pedirle que te oculte secretos, sobre todo secretos que impliquen culpa o miedo.
  • Recuérdale a menudo que le querrás y le apoyarás pase lo que pase.

04

Supervisa

  • Comunícate con las personas que supervisarán las actividades en las que participará tu hijo.
  • Revisa periódicamente la actividad en Internet y las comunicaciones digitales de tu hijo.
  • Minimiza el tiempo individual innecesario de tu hijo con otras personas.
  • Ayuda a tu hijo a entender por qué es importante que sepas dónde va a estar, quién va a estar allí, cuándo volverá a casa y otra información que puedas necesitar.
El riesgo es mayor cuando otra persona tiene acceso continuo y sin supervisión a tu hijo, lo que explica por qué es mucho menos probable que un niño sufra abuso sexual a manos de un desconocido que de alguien de su círculo familiar, vecinal o comunitario. De hecho, en el 80% de los casos, los niños afirman conocer a la persona que abusó de ellos.1 Y también es importante saber que más de la mitad de los sobrevivientes de abuso sexual infantil sufrieron abusos por parte de menores.2 Los niños, por ejemplo, tienen más probabilidades de sufrir abuso sexual por parte de un compañero conocido y las niñas tienen más probabilidades de sufrir abuso por parte de una pareja romántica.3 Lo que esto significa para ti es que querrás estar al tanto de todas las personas que ocupan un lugar en la vida de tu hijo, incluidas las relaciones con compañeros y otros jóvenes.
80%
de los casos, los niños Afirman conocer a la persona que abusó de ellos.

¿Cómo son las vulnerabilidades de mi hijo factores de riesgo?

Independientemente de las vulnerabilidades que experimente un niño, nunca es responsable ni tiene la culpa de sufrir abuso sexual. La verdadera prevención reside en la decisión del perpetrador de no abusar de un niño. La responsabilidad de tal abuso es únicamente suya, nunca de la víctima. Dicho esto, el conocimiento puede ser una herramienta que empodera en la protección de los niños que tienen más probabilidades de ser objeto de abuso. Al ser conscientes de qué vulnerabilidades exponen a un niño a un mayor riesgo, los padres pueden estar mejor equipados para comprender y manejar esas vulnerabilidades

¿QUÉ GRUPOS EXPERIMENTAN UN MAYOR RIESGO?

NIÑOS CON BAJA AUTOESTIMA

Los niños con baja autoestima son vulnerables debido a una necesidad intensificada de afecto, admiración, aprobación y aceptación. Esto es especialmente cierto en el caso de los niños que son objeto de acoso o cuyos padres muestran una baja autoestima. Es más probable que los niños con baja autoestima se sientan atraídos por quienes les ofrecen halagos, regalos o atención especial. Pueden tener dificultades para comprender que deben respetarse sus límites, su cuerpo y su voz. Los perpetradores pueden explotar esta baja autoestima para aislar al niño o mantenerlo callado, quizá comunicándole que él tiene la culpa y/o que el abuso es el único tipo de afecto que merece. Por otro lado, un perpetrador puede sugerir que el abuso sexual es el resultado de su relación o conexión especial, algo que puede hacer creer al niño que lo que está experimentando es una forma de favoritismo.

NIÑOS CON UN ENTORNO FAMILIAR ESTRESANTE

Los niños con poca confianza en su entorno, sobre todo en casa, son más vulnerables a un adulto que promete estabilidad y seguridad, aunque la estabilidad venga acompañada de otros comportamientos no deseados. Éste es especialmente el caso de los niños cuya vida en el hogar se caracteriza por altos niveles de conflicto conyugal, escaso vínculo entre padres e hijos, padres con problemas de alcoholismo o drogadicción, y diversas formas de abuso, negligencia y maltrato.4 Los niños con una vida familiar estresante también pueden sentir que no pueden confiar en un padre porque éste ya está cargado con muchos problemas y puede no responder bien.

Si te sientes identificado con alguno de los casos anteriores, debes saber que hay un camino a seguir. De hecho, hay organizaciones (como Saprea) que se basan en la idea de que apoyar la salud y el bienestar de una persona o una familia es la única forma de crear y mantener comunidades sanas. Es posible que existan programas y servicios en tu zona que puedan darte a ti y a tu familia el apoyo necesario para reorientar tu camino actual.

Nota: Si estás en una relación de abuso doméstico, busca ayuda inmediatamente. Haz lo que puedas para alejar a tu hijo de ese entorno inestable y/o amenazador lo antes posible. Del mismo modo, si tienes problemas de adicción a las drogas o al alcohol, busca ayuda inmediatamente. Hay recursos disponibles en la Línea Nacional de Violencia Doméstica, en la Línea de Texto de Crisis, y en DrugAbuse.com Si vives fuera de Estados Unidos, busca las organizaciones locales que brindan ayuda con estos temas.

NIÑOS CON DISCAPACIDADES

Lamentablemente, los niños con discapacidad tienen al menos tres veces más probabilidades de sufrir abuso sexual.5  Hay múltiples razones que explican este hecho, como las necesidades de cuidado personal del niño, su deseo de aceptación, su dependencia de los demás, su incapacidad para escapar debido a limitaciones físicas, su incapacidad para revelar información debido a limitaciones en la comunicación, y posibles dificultades para comprender los límites, la privacidad corporal y una sexualidad sana. Aunque esta información puede ser descorazonadora, hay formas en que los padres pueden ayudar a reducir el riesgo, como establecer hábitos de comunicación abierta, enseñar sobre los límites apropiados y/o proporcionar al niño una forma de denunciar el abuso que satisfaga suficientemente sus necesidades de comunicación. 

MENORES QUE SE IDENTIFICAN COMO LGBTQ+

Los menores que se identifican como LGBTQ+ o que están en proceso de comprender su identidad sexual y/o de género pueden correr el riesgo de sentirse socialmente aislados y alienados de sus compañeros. De hecho, los jóvenes LGBTQ+ tienen casi cuatro veces más probabilidades que sus compañeros de sufrir abuso sexual infantil.6 También corren un mayor riesgo de experimentar diversas formas de abuso en línea, como el acoso sexualizado, la sextorsión y las insinuaciones sexuales no deseadas.7 El miedo, la incertidumbre, la vergüenza y el ostracismo que puede experimentar un joven LGBTQ+ pueden contribuir a que se sienta como un extraño sin apoyo emocional. Un perpetrador puede explotar esta vulnerabilidad y tratar de convencer al joven de que es el único que le comprenderá y aceptará. Además, cuando un niño tiene miedo de hablar con sus padres sobre su sexualidad, un perpetrador puede utilizar ese secreto como arma para aislarlo aún más e impedir que busque ayuda. Puede ser útil conocer más detalles sobre cómo puedes proteger a los jóvenes LGBTQ+ para que no sean víctimas.

NIÑOS EN FAMILIAS MIXTAS

En una familia mixta, la comunicación y la relación pueden ser complicadas. Puede haber desacuerdos entre los padres sobre cómo educar sobre los límites, resolución de conflictos, privacidad y sexualidad sana. La tensión entre los miembros de la familia y los de la familia no consanguínea puede provocar más conflictos en el hogar, lo que puede hacer que los niños tengan menos confianza en su entorno. Y aunque las familias mixtas ofrecen la oportunidad de establecer relaciones significativas y duraderas, con más personas en el hogar que tienen acceso continuo a un niño, esta dinámica puede aumentar las posibilidades de que ese niño sufra abuso sexual, ya sea por parte de un adulto (un padrastro o una madrastra, una pareja del progenitor que vive en el hogar) o de un menor (un hermanastro o una hermanastra).8 Ser consciente de esta dinámica y tener formas de mantener abierta la comunicación con tus hijos será especialmente importante.

NIÑOS QUE SIENTEN SOLEDAD

Como criaturas sociales, todos experimentamos la soledad de vez en cuando. Sin embargo, un niño que experimenta estados prolongados de soledad -incluida la percepción de falta de apoyo, apego y conexión- corre un mayor riesgo de sufrir abuso sexual. Los sentimientos de abandono, aislamiento y alienación pueden tener un impacto significativo en el bienestar y la autoestima de un niño, y pueden aumentar enormemente su vulnerabilidad a la atención ofrecida por un individuo que lo esté acondicionando. Esto se debe a que un paso crucial en el acondicionamiento o grooming de un perpetrador es aislar al niño de sus seres queridos, tanto emocional como físicamente. Si un niño ya se siente aislado, este paso será mucho más fácil de conseguir para el perpetrador. Además, si un niño se queda solo o sin supervisión con frecuencia, el perpetrador tiene más oportunidades de acercarse a ese niño.9 Si te preocupan los continuos sentimientos de soledad de tu hijo, puede ser beneficioso buscar la ayuda de un profesional de la salud mental.

¿CÓMO PUEDEN AFECTAR LOS COMPORTAMIENTOS DE ALTO RIESGO LA VULNERABILIDAD DE MI HIJO?

A veces, los niños que luchan contra una o varias de las vulnerabilidades enumeradas anteriormente pueden recurrir a comportamientos de alto riesgo para afrontar la soledad, la ansiedad o el miedo que experimentan. Estos comportamientos se denominan de "alto riesgo" porque aumentan la probabilidad de que el niño se encuentre en una situación peligrosa que pueda suponer una amenaza, como el abuso sexual. Los comportamientos de alto riesgo más comunes entre niños y jóvenes incluyen:

CONSUMO DE ALCOHOL Y/O SUSTANCIAS

Los niños pueden recurrir al alcohol y/o las sustancias para adormecer o desconectarse de emociones dolorosas. También pueden buscar formas de impresionar a sus compañeros o de ser aceptados por ellos. Aunque estas sustancias pueden proporcionar una evasión temporal o una sensación de pertenencia, también pueden obstaculizar la capacidad del joven para tomar decisiones informadas, reconocer señales de alarma y responder a amenazas potenciales. En un estado alterado o inconsciente, los jóvenes son mucho más vulnerables a los comportamientos sexualmente abusivos de otros. También pueden sentir que no pueden revelar el abuso a sus padres si ha habido consumo de alcohol o drogas, quizá por miedo al castigo, la decepción o la culpabilización de la víctima. Los posibles perpetradores también pueden utilizar el consumo de alcohol o sustancias de un joven como arma de chantaje, amenazando con sacar a la luz el "vergonzoso secreto" si el joven no accede a las exigencias sexuales, o pueden intercambiar sustancias a cambio de actos sexuales.

INTERACCIONES SEXUALES DE RIESGO

Los jóvenes pueden buscar aceptación, conexión o evasión temporal involucrándose en interacciones sexuales de riesgo. Estas interacciones pueden aumentar la probabilidad de que el joven sufra daños físicos, sexuales o emocionales. Algunos ejemplos son la actividad sexual con múltiples parejas, la actividad sexual con extraños o personas a las que el joven no conoce bien, las relaciones sexuales sin protección y las situaciones sexuales con drogas o alcohol. Los ejemplos en línea incluyen el sexting, el cibersexo y/o la realización de conductas sexuales delante de una cámara web. Estos y otros tipos de interacciones sexuales peligrosas exponen al joven al riesgo de ser objetivo de un perpetrador y/o quedar atrapado en una dinámica abusiva, incluida la trata con fines sexuales. También aumentan el riesgo de que el joven sea víctima de sextorsión, ciberacoso, abuso sexual basado en imágenes (compartir imágenes íntimas sin consentimiento) y otras formas de daños facilitados por la tecnología.

Aunque estos comportamientos y los riesgos que conllevan pueden parecer alarmantes, es útil recordar que ni tú ni tu hijo son perfectos, y que muchos de estos comportamientos pueden ser un medio por el cual los jóvenes intentan a afrontar o regular emociones dolorosas.

La buena noticia es que nadie se preocupa más por tu hijo que tú. Tu capacidad para reconocer lo que puede ponerlo en peligro -y el apoyo que puedes ofrecerle para mitigar ese riesgo- puede marcar la diferencia en la seguridad de un niño. Confía en tu instinto cuando evalúes las necesidades de tu hijo. Y recuerda que lo más importante es estar ahí para tu hijo, hacerle saber cuánto le quieres y seguir siendo el padre increíble que eres.

¿Qué es el acondicionamiento o grooming?

El acondicionamiento implica comportamientos específicos que pretenden acondicionar a un niño para el abuso sexual. A menudo, los individuos que intentan estos comportamientos ya son conocidos por la familia y forman parte de la vida del niño. Puede tratarse de un conocido, un amigo de confianza de la familia, un vecino, una niñera o incluso un pariente. Puede ser alguien a quien la familia conozca a través de una organización o actividad juvenil, como un líder de la iglesia, un instructor de música, un entrenador de fútbol, un consejero de campamento o un maestro de escuela.

Sea cual sea el papel que desempeñe en la vida del niño, a menudo empleará conductas de acondicionamiento para acceder a él. Esto también puede implicar el acondicionamiento o grooming -o sea ganarse la confianza- de la familia del niño, los vecinos y otros adultos que, en opinión del perpetrador, pueden suponer un obstáculo para acercarse al niño. Para ello, los perpetradores pueden parecer ser encantadores, carismáticos, fiables y dignos de confianza. En algunos casos, como en organizaciones religiosas, programas deportivos u otras instituciones con jerarquías, pueden ostentar títulos o autoridades que les sitúen en una posición de poder y respeto dentro de la comunidad.

Aunque no siempre es fácil identificar a un posible perpetrador, existen tácticas específicas que éste utilizará para acondicionar a un menor.

¿CUÁLES SON LAS SEÑALES DEL ACONDICIONAMIENTO?

A continuación, se indican algunas tácticas habituales de acondicionamiento a las que los padres pueden estar atentos:

01

GANARSE LA CONFIANZA DEL NIÑO

Generar confianza es una parte fundamental de cualquier relación, incluidas las relaciones entre niños y adultos que proporcionan tutoría y apoyo positivo. La diferencia entre un adulto cariñoso y bienintencionado y un posible perpetrador es que éste utilizará la confianza como medio para acercarse al niño y, finalmente, aislarlo. Los perpetradores pueden intentar ganarse la confianza del niño estableciendo una relación amistosa, haciendo que el niño sea "especial" y mostrando interés por sus aficiones, pasiones y actividades.

Pueden hacer muchas preguntas sobre la vida del niño, incluyendo preguntas sobre su familia, sus amigos y su rutina diaria. El perpetrador también puede tratar al niño como a un confidente, compartiendo con él secretos, vulnerabilidades o preocupaciones, y animarle a hacer lo mismo. Puede utilizar frases como "Nunca se lo había contado a nadie" o "Siento que puedo contarte cualquier cosa".

Durante esta fase, el perpetrador también evalúa el riesgo e identifica cualquier vulnerabilidad que pueda explotar. Por ejemplo, si un perpetrador se da cuenta de que un niño se siente marginado o alienado, puede ofrecerle garantías de amor, aceptación y comprensión.

02

COMUNICARSE EN SECRETO

Dado que el secreto es la clave del acondicionamiento o grooming de un niño para el abuso sexual, los perpetradores buscarán e iniciarán formas de comunicarse con el niño en secreto. A menudo se comunicarán con el menor en línea, quizá a través de su correo electrónico, mensajes de texto o plataformas de redes sociales. Pueden regalar al menor un teléfono móvil u otro dispositivo de Internet. Estos dispositivos no sólo aumentan el acceso del perpetrador al menor, sino que también ofrecen más oportunidades y métodos de acondicionamiento mediante mensajes de texto, llamadas, intercambio de fotos y vídeos, etc. Estos canales de comunicación en línea a menudo coinciden o facilitan las interacciones en persona entre el perpetrador y el menor. Sea cual sea el modo de comunicación utilizado, el perpetrador animará repetidamente al niño a mantener sus interacciones "sólo entre nosotros" o "nuestro pequeño secreto".

03

OFRECER REGALOS, SOBORNOS Y HALAGOS

El adulto puede utilizar regalos y sobornos para "demostrar" su afecto y hacer que el menor se sienta especial. Estos grandes gestos también pueden servir como herramienta para facilitar o intensificar el proceso de acondicionamiento (como el teléfono móvil secreto mencionado anteriormente) y/o para presionar al niño para que haga ciertas cosas como muestra de gratitud por la generosidad del adulto. Por ejemplo, después de comprarle a un menor una cámara web cara, el adulto puede decirle que haga un buen uso de su nuevo regalo desnudándose o realizando otros actos sexuales delante de ella. En respuesta, el niño o adolescente puede tener una sensación de obligación, endeudamiento o miedo a que le quiten el regalo.

Los regalos también pueden utilizarse para abrir una brecha entre el menor y sus padres, sobre todo si los regalos son caros o se consideran algo que "tus padres nunca te regalarían". Un novio también puede advertir que los padres le quitarán los regalos al chico "si alguna vez se enteran".

Los halagos, como los regalos y los sobornos, pueden emplearse para que el chico se sienta valorado, apreciado y deseado. Puede empezar con cumplidos sobre los talentos, la personalidad o el intelecto del niño, antes de convertirse en algo más dirigido y sexualizado. La adulación también puede ser el intento del perpetrador de hacer que el niño "se sienta bien" antes de inducir a la víctima situaciones más físicas y sexuales.

04

PONER A PRUEBA LOS LÍMITES

El acondicionamiento suele ser un proceso gradual, sutil y metódico que se intensifica con el tiempo, sobre todo una vez establecida la confianza. Esto significa que es improbable que los perpetradores inicien inmediatamente el contacto sexual con un menor. Más bien, irán introduciendo lentamente conductas sexuales, poniendo a prueba los límites del niño para evaluar el riesgo y medir su nivel de comodidad.

Esto puede implicar contar un chiste subido de tono o hacer comentarios sexualizados para ver cómo responde el chico. Puede implicar sentar al niño en su regazo o iniciar otras formas de contacto aparentemente inofensivas, como cosquillas, lucha o acurrucarse, que con el tiempo se convierten en gestos más inapropiados, como caricias, tocamientos o manoseos. El perpetrador puede intentar jugar con el niño a juegos sexualizados, como "verdad o reto", "bajarse los pantalones" o juegos de desnudarse. Puede poner a prueba el sentido de la privacidad del niño entrando en su habitación o en el cuarto de baño, quizá ofreciéndose a ayudarle a cambiarse, bañarse o realizar otra tarea que normalmente haría solo. Los perpetradores también pueden poner a prueba los límites a través de comunicaciones en línea, como enviar un mensaje de texto con un emoji, una broma o un gif sexualizados y animar al niño a hacer lo mismo.

05

COMPARTIR MATERIAL SEXUALMENTE EXPLÍCITO

Para poner a prueba los límites, mantener el secreto y ganarse la confianza del menor, los perpetradores suelen compartir material sexual explícito con el menor al que están acondicionando. Este material puede empezar como chistes subidos de tono, comentarios e insinuaciones que, con el tiempo, se vuelven más gráficas y detalladas. El perpetrador puede empezar a utilizar términos sexuales con más frecuencia cuando está con el menor o cambiar las conversaciones hacia temas sexuales. Como ocurre con otras tácticas de acondicionamiento, el intercambio de material sexual explícito suele facilitarse mediante el acceso en línea del perpetrador al menor.

Puede enviar al menor imágenes, fotos o mensajes sexualizados encontrados en línea; pueden empezar a enviar fotos o vídeos íntimos de sí mismos (lo que se conoce como sexting), y luego pedir al menor una foto a cambio. De este modo, el perpetrador no sólo intenta normalizar el sexo e intensificar el proceso de preparación, sino distanciar aún más al niño de sus padres. Puede recalcarle al menor que sus padres nunca aprobarían el material que ha visto y que probablemente le castigarían si alguna vez se enteraran. El contenido sexual compartido puede convertirse en otro secreto más que incentive al menor a guardar silencio.

Sea cual sea el contenido y se comparta como se comparta, es importante señalar que exponer a un niño a cualquier material sexualmente explícito es una forma de abuso sexual infantil. Para más información sobre las formas de abuso sin contacto, visita nuestra página Conoce los datos.

06

AISLAR AL NIÑO

Aunque cada situación es única, el acondicionamiento casi siempre requiere cierto grado de aislamiento del niño de sus seres queridos. Cuando se trata de la seguridad de un niño, no hay mayor blindaje que contar con conexiones sanas, comunicación abierta y apoyo emocional de figuras de confianza amorosas. Los perpetradores son conscientes de estos factores de protección e intentarán eliminarlos de la vida del menor. Como ya se ha dicho, presionarán o coaccionarán al chico para que guarde secretos, sobre todo con sus padres o cuidadores. También pueden intentar persuadir al menor de que nadie más le comprenderá o se preocupará por él, que el que lo está acondicionando es la única persona en la vida del niño con la que puede contar de verdad. Junto con los regalos, los halagos y las palabras tranquilizadoras, el perpetrador también puede emplear la vergüenza o las amenazas de castigo para aislar emocionalmente al niño.

07

EMPLEAR LA VERGÜENZA Y LAS AMENAZAS

Los perpetradores emplean diversas tácticas para impedir que el menor busque ayuda o hable con alguien sobre el abuso. Estas tácticas pueden ir desde la vergüenza ("Tus padres se disgustarían mucho si se enteraran") hasta amenazas de daño o vergüenza ("Le diré a todo el mundo lo mucho que lo has disfrutado"). El adulto puede introducir estas tácticas culpando primero al niño de algo insignificante y midiendo después cómo responde. Por ejemplo, puede probar si el menor se defiende o se lo cuenta a un adulto, en lugar de asumir la culpa.

Con el tiempo, estos pequeños momentos de culpa pueden convertirse en amenazas e intimidación que aumentan la sensación de impotencia, miedo y vergüenza del menor. El adulto puede utilizar amenazas como: "Nadie te creerá" o "A nadie le importará". Puede amenazar con hacerle daño físico, ya sea al niño o a un ser querido.

Otras amenazas pueden incluir negar al niño más afecto y consuelo -sobre todo si el niño ha llegado a ver al perpetrador como su única fuente de apoyo- o la amenaza de castigo por parte de los padres si el niño confiara en ellos. El perpetrador también puede amenazar con revelar un secreto que el niño haya compartido con ellos o amenazar con contar a los padres el consumo de alcohol y/o drogas del niño (aunque el perpetrador le ofreciera esas sustancias como táctica de acondicionamiento). Sea cual sea la amenaza, el propósito del perpetrador sigue siendo el mismo: hacer que el niño sienta que no puede buscar ayuda.

A medida que estés más informado sobre las tácticas habituales de acondicionamiento que utilizan los perpetradores, podrás identificar más fácilmente cuándo algo no parece correcto. Confía en tu instinto; si notas una señal de alerta, investiga la situación más a fondo.

Los perpetradores en línea y sus tácticas

En el mundo digital actual, la tecnología es parte integrante de la vida cotidiana, y proporciona infinitas herramientas para mejorar la educación, conexión, creatividad y el entretenimiento. Aunque los chicos necesitan aprender a navegar por este nuevo paisaje digital y convertirse en usuarios de Internet hábiles y bien informados, también hay que tener en cuenta que el mayor acceso a la tecnología puede conllevar riesgos potenciales en relación con el abuso sexual. Las tecnologías móviles -como teléfonos móviles, tabletas y otros dispositivos- crean oportunidades para que los niños se comuniquen en privado con todo el mundo, desde amigos íntimos hasta completos desconocidos. Esta conexión conlleva el riesgo añadido de interactuar con alguien que utiliza la tecnología para preparar a una posible víctima.

Para comprender mejor los riesgos a los que se enfrentan los niños en línea, es útil conocer algunos de los mayores mitos en cuanto a los perpetradores en línea.

Mito nº 1: El acondicionamiento en línea es totalmente distinto al acondicionamiento en persona

Normalmente, los perpetradores en línea utilizan muchas de las tácticas de acondicionamiento enumeradas en la sección anterior. Al igual que en el acondicionamiento en persona, un perpetrador en línea trata de entablar una relación estableciendo lazos, recabando información e identificando las vulnerabilidades de la víctima. A continuación, intentará aislarla, fomentando un sentimiento de secretismo entre él y la víctima.10

Durante la etapa sexual, el perpetrador empezará a introducir temas y comportamientos sexuales en la conversación, a menudo introduciendo material sexualmente explícito para sobrepasar los límites del menor. También puede intentar reducir las inhibiciones del menor ofreciéndole halagos, expresando intereses similares a los del chico, mostrando solidaridad hacia las preocupaciones del menor, preguntando por la experiencia sexual del niño y expresando afecto o admiración por el niño. Algunos perpetradores pueden pasar directamente a la fase sexual, introduciendo temas sexuales al principio de la conversación o dando cumplidos sobre el aspecto físico y el atractivo sexual de la víctima. Sea cual sea la táctica utilizada, la intención sigue siendo la misma: aislar y coaccionar al menor para que participe en situaciones sexuales.

Mito nº 2 - Todos los perpetradores en línea quieren tener relaciones sexuales con sus víctimas fuera de línea

Aunque éste puede ser el objetivo de algunos perpetradores en línea, no es el caso de todos. Para algunos delincuentes, el objetivo principal no es encontrarse con el menor fuera de Internet, sino iniciar otras formas de actividad sexual que se facilitan a través de dispositivos de Internet, como sextear, exhibicionismo, voyerismo y/o el cibersexo.11 Es importante señalar que este tipo de conductas sin contacto se clasifican como abuso sexual infantil y pueden tener las mismas consecuencias perjudiciales para el bienestar del niño que el abuso con contacto. En otros casos, los perpetradores en línea pueden dirigirse a una víctima para crear y vender contenido sexualmente explícito de esa víctima con fines lucrativos (tráfico sexual) o para chantajear a una víctima con el fin de que pague dinero para evitar que se publique una foto o un vídeo íntimo (sextorsión).

Mito nº 3: Los perpetradores en línea son desconocidos que el niño conoce en línea

Al imaginar a un perpetrador en línea, es fácil pensar en un desconocido al acecho sobre un teclado en un sótano oscuro y distante. Sin embargo, la mayoría de los adultos que abusan sexualmente en línea no son extraños para el niño. Más bien, son personas que el niño ya conoce, como un vecino, un amigo de la familia, un maestro, un líder religioso o cualquier otra persona con la que el niño pueda tener conexiones en el mundo real. De hecho, en más de la mitad de los casos denunciados de abuso sexual infantil en línea, el perpetrador era un conocido del niño o un miembro de su familia.12

A menudo, el abuso sexual que tiene lugar en Internet se produce junto con el abuso que tiene lugar fuera de Internet. El perpetrador puede haber contactado inicialmente al menor en línea para facilitarle interacciones posteriores fuera de Internet. O puede utilizar las comunicaciones en línea para intensificar el acondicionamiento que ya ha comenzado fuera de Internet. Independientemente de la forma en que el perpetrador contacte por primera vez al menor, lo más probable es que en algún momento intente integrar la tecnología en el proceso de preparación. Esto se debe a que el perpetrador tiene más acceso al menor en línea y puede interactuar más fácilmente con él en secreto, evitando la atención de padres y cuidadores.

En última instancia, es útil que los padres recuerden lo siguiente:

  • Las tácticas de preparación utilizadas en línea son como las utilizadas fuera de línea.
  • Los agresores sexuales en línea pueden abusar de un niño sin conocerlo nunca en persona.
  • El abuso sexual en línea suele ser perpetrado por alguien a quien el niño ya conoce.
  • El abuso sexual en línea suele ocurrir junto con el abuso fuera de línea.

¿Cómo puedo mantener a mi hijo seguro en línea?

Dado que los dispositivos de Internet se han convertido en una parte fundamental de nuestras rutinas, experiencias e interacciones diarias, es comprensible que los padres se sientan abrumados por los riesgos a los que se enfrenta la juventud en línea. Después de todo, el uso de teléfonos inteligentes se ha convertido en algo casi universal, ya que el 95% de los adolescentes estadounidenses afirman tener un teléfono inteligente o tener acceso a uno. Dado que los dispositivos de Internet siguen siendo una herramienta integral para la autoexpresión, la alfabetización, el consumo de entretenimiento, la mejora de la educación y la facilitación de las conexiones sociales y románticas no es de extrañar que el 45% de los adolescentes afirmen estar en línea de forma casi constante.13

A continuación, te ofrecemos algunas estrategias que puedes utilizar para ayudar a tus hijos a utilizar la tecnología de forma responsable y protegerlos de los riesgos:

ESTABLECE Y MODELA LÍMITES

Comunica y modela cómo es una relación sana con la tecnología. Explica los valores que guían las decisiones de tu familia sobre el consumo de contenidos, la participación en redes sociales y otras actividades en Internet. Establece límites en cuanto al tiempo frente a la pantalla, el acceso a los dispositivos y las comunicaciones en línea. El objetivo último de estos límites no es restringir o pillar a tu hijo haciendo algo malo. Más bien, estos límites pueden ayudar a los niños a aprender a autorregular su uso de Internet y de las redes sociales, a la vez que les dejan espacio para desarrollar resiliencia, intuición, autonomía y habilidades de alfabetización en la era digital.

EDUCA A LOS NIÑOS SOBRE LA CIUDADANÍA DIGITAL

Orientar a los niños sobre el panorama en línea es fundamental para ayudarles a convertirse en usuarios de Internet responsables y capaces. Discute con tu hijo qué es una huella digital y cómo la permanencia de lo que publica en línea puede afectar a futuras oportunidades de empleo, educación y relaciones. Habla de la importancia de la privacidad, la seguridad y la autenticidad, sobre todo en lo que se refiere al contenido que crea un joven y a la identidad que presenta a los demás. Infórmate sobre los comportamientos de riesgo en línea y enseña a tu hijo cómo pueden perjudicar a todos los implicados.

UTILIZA LOS FILTROS COMO HERRAMIENTAS, NO COMO SOLUCIÓN DEFINITIVA

Las contraseñas, los filtros de contenidos y las restricciones de red pueden ser herramientas útiles, pero no son infalibles para reducir el riesgo. Una dependencia excesiva de estas herramientas puede afectar los niveles de confianza y comunicación entre padres e hijos. Por ejemplo, si la disponibilidad de Internet está muy limitada en los dispositivos domésticos, los jóvenes pueden buscar otras fuentes de acceso, tal vez entre amigos o compañeros. O, si un joven siente que debe eludir la vigilancia de sus padres, puede ser más probable que guarde secretos sobre sus experiencias en línea en lugar de confiar en sus padres sobre cualquier riesgo, preocupación o desafío que encuentre. Para evitar estos resultados, los padres pueden emplear herramientas de filtrado con intención y moderación, sabiendo que serán más eficaces si se combinan con estrategias sostenibles a más largo plazo.

FOMENTA LA COMUNICACIÓN ABIERTA

Inicia conversaciones frecuentes y abiertas con tu hijo sobre sus experiencias en el espacio en línea. Invítale a hacer preguntas, expresar sus curiosidades o expresar sus preocupaciones sobre contenidos específicos, riesgos o retos que encuentre. Considera cómo abordar las conversaciones sobre contenido sexual explícito y qué puede hacer tu hijo cuando se encuentre con dicho contenido. Si te revela algún paso en falso o comportamiento arriesgado en el que se haya involucrado, escucha con empatía y receptividad para asegurarte de que se sienta cómodo al volver a confiar en ti en el futuro. Sobre todo, asegúrale que su seguridad y bienestar son lo más importante.

ENTÉRATE DE LOS HÁBITOS DE TU HIJO EN INTERNET

Formar parte de la vida de tu hijo incluye ser consciente de cómo pasa el tiempo en línea. Aunque controlar el historial de navegación de un niño puede ser útil, también lo es comprender por qué un juego, actividad, aplicación o plataforma concretos son significativos para él. Mantenerte al día sobre sus actividades en línea y su implicación puede ayudarte no sólo a estar más alerta sobre su uso de Internet, sino también a involucrarte más en sus aficiones, intereses y búsquedas. También puede ofrecerte nuevas oportunidades de pasar tiempo de calidad (por ejemplo, jugando a una aplicación o viendo un vídeo divertido con tu hijo). Comprender por qué se interesa tanto por una herramienta o plataforma concreta puede ayudarte a predecir mejor y a empatizar con los retos y/o triunfos que encuentre. Además, si te mantienes al día sobre el panorama siempre cambiante en el que está inmerso tu hijo, podrás reconocer más fácilmente las tendencias digitales que plantean riesgos y pueden requerir una supervisión adicional. Esto puede incluir aplicaciones o plataformas que contengan funciones de chat no supervisadas, transmisiones en directo, contenido compartido y otras funciones potencialmente arriesgadas.

DEJA QUE LOS NIÑOS OPINEN

La tecnología es importante para los niños, muchos adolescentes dicen que es la forma principal que tienen de comunicarse y relacionarse con sus amigos. Establecer normas estrictas sin contar con la opinión de tus hijos puede ser contraproducente. Ten una conversación en la que les expliques lo importante que es para ti su bienestar y creen juntos un plan para mantenerlos a salvo. Si tus hijos opinan sobre las normas, es más probable que las sigan. No sólo eso, sino que estarás fomentando el buen hábito de crear confianza, comunicación y responsabilidad.

OFRECE ATENCIÓN Y APOYO

Cuando se trata de abuso sexual infantil, tanto en línea como fuera de ella, los factores de riesgo siguen siendo los mismos. Los perpetradores se dirigen a niños con baja autoestima, depresión, soledad, ansiedad y otras formas de alienación. Con el acondicionamiento, ya sea enviando mensajes a un menor en línea o reuniéndose con él habitualmente en secreto, el objetivo es aislar a la víctima de otras fuentes de apoyo. Sin embargo, estos intentos resultarán más difíciles si los padres participan activamente en la vida del menor, ofreciéndole afecto, cuidados y apoyo continuos. Estos factores de protección pueden ayudar a aumentar la autoestima del niño, reforzar su sensación de seguridad y sus límites, y asegurarle que siempre tendrá a alguien a su lado.
Como padre preocupado, tus esfuerzos por vigilar las actividades, interacciones sociales y comportamientos de riesgo de tu hijo, ya sea en línea o fuera de ella, son una forma importante de aumentar su seguridad. Tu implicación en estas áreas puede enseñarle a tu hijo habilidades importantes, aumentar la confianza entre ustedes dos y reducir su vulnerabilidad a sufrir daños. Y lo mejor es ir conociéndolo mejor a lo largo del proceso.

Continúa aprendiendo a prevenir el abuso sexual infantil

Image
RECURSO DE PREVENCIÓN

EDUCAR

VE AL RECURSO
Image
RECURSO DE PREVENCIÓN

APOYAR

VE AL RECURSO
Image
RECURSO DE PREVENCIÓN

Hablar

VE AL RECURSO