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Buenos Secretos y Malos Secretos: Cómo Ayudar a los Niños a Notar la Diferencia

El abuso sexual se desarrolla en secreto. Los perpetradores suelen hacer que los niños de los que abusan prometan mantener lo ocurrido como «nuestro pequeño secreto».. Esto puede confundir a algunos niños ya que han asociado los secretos con cosas divertidas como una fiesta de cumpleaños o ir a Disneylandia. A continuación se indican tres cosas que puedes hacer para ayudar a proteger a tu hijo de guardar un secreto que podría hacerle daño.

Diferenciar entre secretos o sorpresas buenas y malas.

Enseña a tus hijos que algunos secretos pueden ser dañinos y que nadie debe pedirles que guarden un secreto malo. Hazles saber que algunos secretos pueden herir a alguien y que deben decírtelo inmediatamente. Por otro lado, si vas a comprarle un coche a tu pareja, es una buena sorpresa que quieres que tus hijos se guarden para sí mismos. Hágales saber que las buenas sorpresas son temporales y que terminarán en felicidad. Los secretos malos son permanentes y pueden acabar en tristeza.

Crear y mantener una comunicación abierta.

Si tu hijo te dice un secreto que alguien le dijo que guardara y tú te enfadas, reaccionas mal o le avergüenzas por hablar de lo que sea, será mucho menos probable que vuelva a abrirse a ti. Sea cual sea el secreto, respira y elige conscientemente responder, no reaccionar, a la situación Así tu hijo sabrá que puede seguir viniendo a ti cuando tenga problemas o cuando tenga algo de lo que necesita hablar.

Hable con su hijo sobre lo que es una amenaza.

Algunos perpetradores amenazarán a un niño para asegurarse de que sus secretos se mantengan. Hazle saber a tu hijo que si alguien le amenaza con hacerle daño (o a ti) tiene que venir a decírtelo, no importa quién lo haya dicho o qué haya dicho. Piensa bien cómo explicárselo a tu hijo para que lo entienda a su edad y nivel de madurez.

Los secretos y las sorpresas no son algo de lo que debas hablar una vez y suponer que tu hijo lo entiende. Siga retomando la conversación. Cada vez que haya una sorpresa, recuérdale a tu hijo la diferencia entre una sorpresa o un secreto bueno o malo Sigue hablando con ellos, escuchándolos y haciéndoles saber que estás ahí para ellos. No importa lo que sea.